miércoles, 17 de octubre de 2012

No eran cuentos chinos

Se viene denunciando desde hace tiempo lo poco recomendable que es consumir productos chinos así como hacerlo en comercios de esta nacionalidad. Muchos tacharon y aún tachan esta postura de xenófoba e irracional, mas no creemos que el planteamiento obedezca a ninguna de ambas conductas. Es por todos conocido el desprecio que en China existe por el bienestar de los trabajadores y de los hombres en general, considerados en el "gigante asiático" poco menos que meros útiles de manufactura. Partiendo de esta premisa, cualquier importación china prescindible nos parece no sólo un desprecio hacia los productores españoles, sino también una patada a los propios ciudadanos chinos, al estar participando de un sistema productivo muy próximo a la esclavitud. 

Esta semana se ha desarticulado en la provincia de Madrid una red mafiosa china, que ha dejado al descubierto la verdadera cara del problema. Al parecer, esta trama habría cometido, entre otros delitos, el de fraude masivo a la audiencia pública y explotación de trabajadores, además de un blanqueo de unos 160 millones de euros anuales, presumiblemente procedentes del tráfico ilegal de obras de arte, joyas y vehículos. Enfangado en esta corruptela se ha encontrado a José Borrás, concejal de Fuenlabrada por el PSOE, acusado de tráfico de influencias ya que, según se sospecha, habría concedido licencias fraudulentas a miembros de la trama a cambio de una compensación económica para que bajo la apariencia de inofensivos comercios se siguiera llevando a cabo tal estafa.

Más allá de la noticia concreta, cabe hacerse la reflexión de si es tolerable que se siga permitiendo una invasión - y empleamos aquí el término en toda su amplitud y contundencia - como la que China está llevando a cabo sobre España. Por cada comercio chino que se abre son varios los comerciantes españoles que, ante la imposibilidad de competir con ellos, se ven obligados a echar el cierre de sus negocios. No entraremos a valorar el problema étnico que acarrea la alarmante proliferación de ciudadanos chinos en suelo español, problema que existe, simplemente analizamos la cuestión económica. Una economía tan maltrecha como la de nuestro país no puede aceptar que se le coloquen más palos en la rueda y menos aún recibirlos con aplausos. Desde aquí volvemos a insistir en la necesidad de consumir preferentemente y siempre que sea posible productos íntegramente elaborados en España. Cualquiera que compra en un establecimiento chino en detrimento de uno español está traicionando el futuro de su Patria. ¡No queremos traidores! 


Marcvs



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