lunes, 29 de octubre de 2012

Ramiro Ledesma, presente y actual

Un 29 de octubre de hace 76 años moría fusilado en Aravaca Ramiro Ledesma Ramos. Un balazo ponía así fin a una vida breve pero intensísima. A sus 31 años, Ramiro ya había sido literato, filósofo y político, pero ante todo había sido un Hombre merecedor de figurar con letras mayúsculas en la Historia de España.

No vamos a gastar ninguna energía en realizar un acto nostálgico en recuerdo del fundador de las JONS, pues él, con su ejemplo, nos obliga a no hacer de su cadáver un yermo monumento a los pies del que llorar, sino a sumarle a la lista de los caídos y continuar la lucha que inició. Dejamos a otros el trabajo del recuerdo y la eterna pantomima coreográfica, no nos interesa el Ramiro carnal ahora, el chico que expiró una madrugada de otoño, nos fijamos en el ideólogo más interesante de la Historia de España. Con sólo tres décadas de vida Ramiro sufrió una evolución política asombrosa. Ledesma, calificado por el doctor Laín Entralgo como "zahorí" por su asombrosa capacidad de prever el camino y la deriva que tomaban los movimientos por los que tanto se interesó, superó el materialismo marxista, se sacudió el derechismo inicial de la Falange, logró dejar atrás el fascismo mussoliniano una vez aburguesado y siempre supo mirar plus ultra anticipándose a los acontecimientos. La influencia soreliana hizo del sayagués un eterno caminante, que jamás vería colmadas sus expectativas de una revolución social y nacional.

Folclóricas escenas necrológicas le dedican desde la extrema-derecha que él tanto repudió. Nosotros les cedemos encantados ese papel, estamos seguros de que el propio Ledesma Ramos nos reprocharía ese trasnochado espectáculo. Nuestro homenaje consiste en proseguir la tarea de socializar a la nación y de nacionalizar a la sociedad, misión que él mismo iniciara el siglo pasado. Su lucha sigue siendo vigente y necesaria. A su entera disposición estamos.

Ramiro, las Juventudes de España no se desvían, tu discurso resuena en nuestros oídos limpios. La camisa negra de Mussolini quedó en el armario, tan sólo llevamos en la mochila nuestra juventud y nuestra dimensión nacional. Nada más. Prometemos ser soldados pues sólo queda militarizarse o perecer, ya que nuestra ignorancia es imposible. Sabemos que Nuestra Revolución es una necesidad imperiosa y nos comprometemos a no parar hasta conquistar.





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