martes, 28 de agosto de 2012

La importancia de la formación


Todos los lectores coincidirán conmigo en que es nuestro deber – también, por supuesto, nuestro principal derecho – combatir contra este podrido sistema capitalista, adorador del dinero y asesino de pueblos e identidades. Sin embargo, no debemos caer en el error de hacer una oposición vacía de argumentos y sin presentar una alternativa válida, que sea Social, Nacional, y por supuesto, Revolucionaria.

Para ello es necesario e indispensable la formación, además de leer a los filósofos y escritores clásicos, hay que leer, comprender y estudiar a los pensadores que proponen – o propusieron en su época- una alternativa realista a este putrefacto sistema económico, ideológico y antisocial con el que se rige el mundo actualmente. Aunque no se coincida personalmente con todo lo expuesto con estos autores, se deben leer las obras nacional-sindicalistas, nacionalsocialistas, fascistas y nacional revolucionarias que encontramos a nuestra disposición.

Siempre destaco las obras escritas en papel, venero los libros, y tenemos la fortuna de que en España contamos con varias editoriales, librerías y distribuidoras que venden estos textos, obras y libros políticamente incorrectos*. Además, podemos aprovechar una herramienta a la que mayormente se le da un mal uso (Internet), donde podemos encontrar multitud de direcciones que reproducen fragmentos interesantes de estos ideólogos, además de artículos de distintas personas que actualmente se oponen a lo establecido.

Sin formación, no vamos a ninguna parte, no es cuestión de repetir eslóganes, sino de, como he destacado antes, proponer una alternativa seria y viable.

* Por ejemplo: Ediciones Nueva República , Librería Europa , Librería Barbarroja

 
 Pelayo Sevilla

 
 
 
 

1 comentario:

  1. La formación es una cuestión ineludible en los tiempos que nos ha tocado vivir. Parece impensable que en una sociedad donde la educación (o lo que se nos propone como tal) es obligatoria hasta los 16 años no seamos capaces de encontrar las herramientas necesarias para que el individuo pueda responder, con más o menos fortuna, a sus inquietudes en el campo de las ideas. Pero el problema radica en que la principal herramienta de la que adolece la juventud es la voluntad. Actualmente no existe voluntad de triunfo. Y cuando hago referencia a esta voluntad de triunfo no me refiero a la imposición de las propias ideas (sean éstas equivocadas o no), sino a la satisfacción de poder bucear por un gigantesco océano de información, en su mayor parte corrupta, y sacar a la superficie aquello que consideremos justo, veraz, digno de ser reconocido por los demás y necesario para el bienestar de la totalidad de la sociedad (sin que éste se encuentre fraccionada por ningún tipo de orden social artificial impuesto por condiciones ajenas como son la fortuna del nacimiento o la dictadura del capital).
    Desde mi punto de vista la formación política (en su concepción moderna) es sólo una parte más de las facetas que debemos desarrollar, pues no podemos olvidarnos de otros “aspectos literarios”.
    Resulta imperioso el (re)descubrimiento de aquellos autores que genéricamente podemos llamar Nacional Revolucionarios, precursores de una auténtica “tercera vía” en el período de entreguerras, cuyas reflexiones se vieron tanto truncadas como mutiladas por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y por el triunfante mundo bipolar que surgió entre los “sectores” capitalistas y comunistas. El “fascismo” había sido derrotado por la fuerza de las armas y pagando un alto tributo en sangre, quedando desterrado de la Historia en esa primera fase de su desarrollo, que podemos denominar como embrionario si se comparan con el desarrollo de otras doctrinas filosófico-políticas.
    Me gustaría dejar claro que comprendo que toda base doctrinal debe ser ubicada en el contexto en la que fue desarrollada y por ello no apelo a extrapolaciones anacrónicas en la sociedad actual. Pero el conocimiento humano es acumulativo y no se puede consentir perder una pieza tan importante de la Historia de la Humanidad como la que representaron todos aquellos autores disconformes tanto con el sistema capitalista como con el marxista-leninista.
    Y por último, comprendiendo las circunstancias individuales de cada persona, nunca se debe permitir la perversión de esta búsqueda de formación con la formación de un “aire rancio” de “falso elitismo” en la que, una vez más, seamos victimas de querer desterrar las clases (u otras categorías injustas) y seamos valedores de nuevos conceptos de discriminación. Nadie que posea la voluntad de triunfo a la que he hecho referencia más arriba es merecedor de ningún tipo de descalificativos a razón de los logros que haya podido conseguir. Que todos no somos iguales es una realidad incuestionable. Que seamos nuevos tiranos creando sistemas de organización sociales discriminatorios es un error imperdonable.

    Jonsista (@JONS1931)

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