Como bien
hemos apuntado, en Grecia el partido 'Amanecer Dorado' ha logrado
obtener - en elecciones democráticas (¡y en la cuna de la democracia!), no se
olvide - un 6,92% de los sufragios totales, lo que se traduce en 18 diputados
que defenderán sus posturas nacionalistas en el parlamento heleno. Este
resultado, fabuloso para un partido tan nuevo, ha dejado harto preocupados a
los dirigentes derechistas e izquierdistas que, conscientes del riesgo que para
sus intereses puede suponer la entrada en política de afluentes no esperados,
han bramado contra el hecho a través de los medios de comunicación que con
tanta facilidad manejan. Así vemos que en toda Europa, no ha habido periódico,
radio o televisión que haya celebrado, se haya congratulado o al menos haya
felicitado a los nacionalistas griegos. Observamos, sin embargo, que el
considerable éxito y avance de la coalición izquierdista - comunista en enorme
medida - Syriza es aplaudido sin recato por cuantos medios se declaran afines a
tal ideología. Resulta cuanto menos desconcertante la algarabía con la que se
recibe, incluso desde la tan dispar derecha, la subida de un movimiento
comunista y que, con el mismo entusiasmo, se condene el incremento electoral
del partido de Nikolaos Michaloliakos. Este hecho, que no nos debe pasar
inadvertido, es una muestra más de la connivencia de los dos sistemas de
profunda raíz y matriz judaicas (1) y de su oposición a cualquier nuevo cauce
que conquiste a las masas que creen de su propiedad exclusiva.
Del mismo
modo, en Francia, hemos observado el ascenso notable de la formación liderada
por Marine le Pen. El ‘Frente Nacional’ ha logrado en los últimos
comicios celebrados en ese país el mejor resultado de su historia, obteniendo
un 17,9% de los sufragios en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
y un 13,60% en la primera de las legislativas. Representa este partido, que se
ha declarado claramente “antisistema”, una alternativa en Francia, como lo es ‘Amanecer
Dorado’ en Grecia, a la tónica habitual en los parlamentos europeos. Y
realmente parece un hecho de la suficiente relevancia como para que desde dos medios españoles tan
opuestos ideológicamente como el diario ‘Público’ (dirigido por un declarado
marxista-leninista) y el diario ABC (medularmente monárquico y derechista) se
ataque sin cuartel a los partidos de Michaloliakos y de le Pen.
Surgen por toda Europa formaciones - bien definidas
como partidos, sindicatos o simples grupos sin estructura claramente definida
-de carácter nacionalista, con deseos de garantizar para sus países las
condiciones de bienestar que actualmente están siendo vendidas a las
ultraestructuras capitalistas mundiales. Cuentan estos colectivos con nuestra
más sincera simpatía y nuestro merecido respeto, pero máxima precaución con
mirar con condescendencia a todo lo que se presenta antes nosotros con un
barniz aparentemente nacional y subversivo, pues es clarísimo que no son pocas
las fuerzas que, bajo ese disfraz, esconden un profundo carácter reaccionario y
ultraderechista. Nada nos une ni puede unirnos a sus objetivos. Celebramos los
éxitos de ‘Amanecer Dorado’ y del ‘Frente Nacional’ en tanto que
representan votos inconformes de griegos y franceses. Habrá ocasiones de
examinar con detenimiento los cursos de ambas formaciones y será entonces
cuando aplaudamos o no sus características concretas.
Dos naciones han dado muestra del descontento con el
sistema que nos oprime desde la Unión Europea, bravo por ellas. Todo lo demás
está por determinar.
(1) Nos
referimos, como seguramente haya deducido el lector, al capitalismo y el
marxismo. La “raíz y matriz judaicas” no
las poseen por ser exclusivos de esta raza, sino porque su espíritu es
esencialmente materialista y la adoración quasirreligiosa que hacen del dinero,
de carácter originaria y tradicionalmente judaico.
Marcvs
Marcvs
Genial el artículo, de 10
ResponderEliminarMe gustaría que en otros artículos se profundizara más sobre la ideología de los partidos nacionalistas de los que hablas. También estaría bien comentar que en España han surgido grupos sin éxito y decir qué grupos que se consideran nacionalistas en España son verdaderamente nacionalistas. Por lo demás, para hacer justicia, he de decir que me han sorprendido tus facultades literarias; muy bien el artículo.
ResponderEliminarUn saludo español y mucho ánimo para seguir escribiendo:
José Antonio Vega.
Me parece muy interesante la anotación a pie de página que se realiza sobre la concepción “judaica”. Desde el debacle alemán en la Segunda Guerra Mundial, hacer cualquier referencia a ese término, si no se realiza en “alabanzas al sionismo”, es rápidamente tachado de antisemita (término a su vez impreciso, pues muchos a los que se les llaman antisemitas son partidarios de otros pueblos semitas, como por ejemplo el palestino). Sin embargo, desde los albores de la civilización, el pueblo judío, y por ende el judaísmo como sistema religioso, ha sido asociado por el resto de pueblos a ciertos valores que, ya sea de manera acertada o no, han servido para perpetuar la idea indisoluble de este colectivo con la usura. Por ello no puede ser negado, como un componente cultural de carácter “universal” la asociación que se hace arriba del capitalismo y del marxismo con esas raíces y matrices judaicas. Ciertamente nada tiene que ver con la “raza judía” (o religión, o cultura, o como se le quiera llamar, pues ésta es otra cuestión muy controvertida cuyas soluciones difieren mucho de si se pregunta a una secta judía o a otra, a un sionista, o a un judío meramente por convicción religiosa). Sin embargo tampoco se debe olvidar su concepción dogmática en la que sólo y exclusivamente los “hijos de Israel” son el pueblo elegido por Dios/Yahvé para alcanzar el Reino de Dios. Sobre este respecto es capital la lectura de “Ramiro Ledesma y la cuestión judía”, de José Cuadrado Costa.
ResponderEliminarEl nacionalismo entendido como surgió en el siglo XIX para sustentar las aspiraciones capitalistas de apertura de nuevos mercados debe ser desterrado. Ese es el tipo de nacionalismo que emplea actualmente tanto la derecha como la izquierda (ya que esta última simplemente atomiza la escala de “nación”, pero con el mismo discurso que la derecha) debe ser superado a un nuevo concepto de nacionalismo en el que el pueblo es realmente protagonista de los avatares de su historia y crea los mecanismos necesarios para sustentarse y no al revés, en la que el pueblo oprimido es quien sustenta el mecanismo de los opresores. Me viene a la cabeza la obra, “Más allá del Nacionalismo”, de Thierry Maulnier.
Espero con interés la publicación de ese análisis en profundidad de los nuevos movimientos disconformes que han surgido en Grecia y Francia.
Un saludo.
Jonsista (@JONS1931)