viernes, 28 de septiembre de 2012

¡A por el Congreso!

El pasado martes 25 de septiembre tenía lugar en Madrid una manifestación que, por sus causas y consecuencias, nos vemos obligados a apuntar.

Bajo el escueto nombre de Rodea el Congreso, miles de personas (las cifras son demasiado dispares como para confirmar una) se reunieron en torno al parlamento español para protestar por la acuciante situación que vive nuestro país. La jornada se saldó con un total de 35 personas detenidas y numerosos heridos luego de una brutal carga policial. Como no es nuestro el trabajo de cronistas, vamos a realizar un comentario sobre el (tras)fondo del suceso, que es lo que nos parece realmente interesante.

Si hubo algo patente en la multitudinaria manifestación eso es, sin duda, la heterogeneidad de agrupaciones que allí se dieron cita. Sabemos positivamente que alrededor de la 'Cámara Baja' se juntaron elementos marxistas (seguramente los más numerosos), anarquistas, grupos de extrema-derecha y colectivos de orientación nacional-revolucionaria. Parece claro que todos ellos se sitúan en una posición antiparlamentaria y de radical crítica al sistema demoliberal burgués que rige hoy el destino de España. Siendo éste un régimen que aborrecemos, no podemos sino aplaudir cualquier iniciativa que pretenda herirlo, venga de donde venga. Sí, de donde venga, pues nos sirve del mismo modo y besaremos igualmente la bala comunista, la anarquista o la nacionalista si logra abatir al enemigo actual. Ante el objetivo inmediato - menoscabar hasta derrotar el sistema - sólo hay dos posturas posibles: atacarlo o defenderlo; y no seremos nosotros quienes asumamos el papel de ser la guardia pretoriana de los señores diputados. La coyuntura presente es favorable al ataque y hemos de aprovecharla antes de que la crisis que atraviesa el modelo socio-económico que tanto nos repugna pase y el enfermo se sobreponga. No fijéis tanto vuestra mirada en quién dispara junto a vosotros a la bestia y preocupaos más bien de que ésta quede fatalmente abatida, tiempo habrá después de dirimir la cuestión de quién merece cobrar el trofeo. En este punto nos queman las palabras de Santiago Montero Díaz, que por aquel tiempo aún era marxista, cuando se dirigía a los chicos de La Conquista del Estado instándoles a que en la hora culminante de la revolución, dispararemos juntos los verdaderos revolucionarios contra toda esa farsa degenerada. Después, nos buscaremos para ver quién es el auténtico salvador de las masas hispanas. Pese a que lo creemos obvio, remarcamos - para los más suspicaces - que con lo expuesto no aplaudimos la esencia antinacional y antihumana del marxismo, dejando claro que es un enemigo feroz que, sencillamente, puede beneficiarnos con sus actuaciones en este punto concreto. 

Pues bien, hacemos nuestra la petición del brillante profesor gallego e instamos a que nadie se olvide de que no puede ser vista nunca nuestra actuación y nuestras proclamas como una fuerza represora al servicio del actual régimen parlamentario. Nos batiremos con los marxistas, como ya diría Ramiro Ledesma, en el terreno de la rivalidad revolucionaria, nunca como contrarrevolución. ¡Para revolucionarios, nosotros!


Marcvs





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